Fundamentación


Uno de los elementos más importantes del currículo son las competencias clave. Estas se definen como las capacidades para aplicar de forma integrada los contenidos propios de cada enseñanza y etapa educativa, con el fin de lograr la realización adecuada de actividades y la resolución eficaz de problemas complejos (artículo 6 de la LOE).

La LOMCE, acogiéndose a la Recomendación del Parlamento Europeo y del Consejo, otorga mayor presencia a las competencias clave, ya que estas se consideran fundamentales para el aprendizaje permanente. La finalidad es permitir que todas las personas puedan alcanzar su desarrollo personal y lograr una correcta incorporación en la sociedad. De este modo se asegura que el aprendizaje por competencias facilite la vinculación entre la formación y el desarrollo profesional al caracterizarse por su transversalidad, su dinamismo y su carácter integral.

Si concretamos más, la Orden ECD/65/2015, de 21 de enero, por la que se describen las relaciones entre las competencias, los contenidos y los criterios de evaluación de la educación primaria, la educación secundaria obligatoria y el bachillerato, establece que las competencias clave del currículo son las siguientes (artículo 2):

  • Comunicación lingüística.
  • Competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología.
  • Competencia digital.
  • Aprender a aprender.
  • Competencias sociales y cívicas.
  • Sentido de iniciativa y espíritu emprendedor.
  • Conciencia y expresiones culturales.

Noción de competencia

En noviembre del año 2004, la Comisión Europea publicó el documento "Competencias clave para un aprendizaje a lo largo de la vida. Un marco de referencia europeo". En él, se utiliza el término "competencia básica o clave", que supone la integración de habilidades y saberes. Partiendo de esta idea motriz, algunos autores han realizado aportaciones para delimitar el concepto:

Aplicación de los conocimientos adquiridos a las tareas y retos cotidianos a entornos extraescolares, la valoración de las distintas opciones y la toma de decisiones (PISA, 2006)

Ser capaz de activar y utilizar los conocimientos relevantes para afrontar determinadas situaciones y problemas (Coll, 2007)
Movilizar conocimientos para responder a problemas reales (...) poseer conocimiento funcional, no inerte, utilizable y reutilizable. Demostrar competencia en algún ámbito de la vida conlleva resolver problemas de cierta complejidad encadenando estrategias de manera cotidiana (Monereo y Pozo, 2007)

Aquello que necesita cualquier persona para dar respuesta a los problemas con los que se enfrenta a lo largo de la vida (Zabala y Arnau, 2007)

Como puede apreciarse en estas definiciones, se trata de una herramienta capaz de centralizar y actualizar el conocimiento de manera que este permita resolver problemas y suponga una mejora en el desarrollo como personas capaces de interactuar con el mundo que les rodea. Con todo, un estudiante será competente cuando sea capaz de aplicar los aprendizajes adquiridos a cualquier ámbito de su vida (saber, saber hacer, saber ser).

Dimensión cognitiva (saber): las competencias son una puerta al descubrimiento de nuevos contenidos. Implica conceptos, teorías, datos, principios y hechos.

Dimensión procedimental (saber hacer): las competencias suponen una combinación de habilidades prácticas. Se refiere a las destrezas referidas a acciones físicas y mentales.

Dimensión actitudinal (saber ser): mediante la motivación, las competencias activan los valores éticos, las actitudes, las emociones y otros comportamientos sociales y de comportamiento. Tiene carácter social y cultural, al implicar un conjunto de actitudes y valores aplicables a la vida cotidiana.

Todas estas dimensiones actúan de forma conjunta, asegurando una acción eficaz.

Interrelaciones entre competencias

¿Es posible integrar las competencias dentro de las diferentes disciplinas que contempla el currículo? Para una adquisición eficaz, es necesario diseñar actividades de aprendizaje que permitan consolidar más de una competencia al mismo tiempo, de modo que favorezcan el avance del alumnado. Sean estas instrumentales o específicas, toda asignatura es susceptible de ser programada competencialmente. A pesar de ser tan diferentes entre sí, todas las materias pueden incorporar las competencias a la labor docente. Para ello, es necesario programar de acuerdo a una serie de factores que favorezca un modelo de aprendizaje integrado: organización de los contenidos; aprendizajes y estándares; escenarios y relaciones con los objetivos generales de la etapa y los bloques de contenido de las áreas y materias que se implican en ellos.

Las competencias clave han de desarrollarse a lo largo de toda la educación obligatoria y postobligatoria, así como en la educación permanente a lo largo de toda la vida. Con ello se pretende que los individuos alcance un pleno desarrollo (personal, social y profesional) que se ajuste a las demandas de un mundo globalizado y que haga posible el desarrollo económico a partir del conocimiento.

Caracterización

El aprendizaje por competencias favorece los propios procesos de aprendizaje a través de la propia motivación por aprender. Gracias a la interrelación entre ellas, el conocimiento no se aprende al margen de su uso, sino que se vincula al saber hacer. Del mismo modo, este conocimiento procedimental se aprende a partir de la base conceptual del saber, que permite dar sentido completo a la acción que se lleva a cabo.

El aprendizaje basado en competencias se caracteriza por su dinamismo, transversalidad, aprendizaje funcional, enfoque por tareas y participación colaborativa:

  • Dinamismo: las competencias no se adquieren en un determinado momento y permanecen inalterables, sino que se van consolidando progresivamente a través de un proceso en el que los estudiantes van adquiriendo mayores niveles de desempeño en las mismas.
  • Transversalidad: el proceso de enseñanza-aprendizaje debe abordarse desde todas las áreas de conocimiento a través de toda la comunidad educativa. La visión interdisciplinar y multidisciplinar del conocimiento resalta las conexiones entre las diferentes materias y la aportación de cada una de ellas a la comprensión global de los fenómenos estudiados.
  • Apendizaje funcional: al finalizar la etapa académica, los estudiantes serán capaces de transferir los conocimientos adquiridos a las parcelas de su contexto laboral y vital. Gracias a la reorganización de su pensamiento y la adquisición de nuevos conocimientos se favorece un proceso de aprendizaje que dura toda la vida, que les permite descubrir nuevas pautas y habilidades para resolver problemas y llevar a cabo sus tareas de forma eficiente.
  • Enfoque por tareas: se parte de situaciones-problema reales que se adapten a los diferentes ritmos y estilos de aprendizaje del alumnado, favoreciendo la capacidad de aprender por sí mismos, promoviendo el trabajo en equipo y haciendo uso de métodos, recursos y materiales diversos.
  • Participación y colaboración: resulta imprescindible la participación de toda la comunidad educativa en el proceso formativo, tanto en el desarrollo de los aprendizajes formales como de los no formales. 
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